La importancia de los accidentes en la infancia viene dada tanto por su elevada frecuencia como por las graves repercusiones que generalmente pueden tener sobre la salud y el bienestar del niño.

Tanto la familia como los educadores son fundamentales, no sólo a la hora de proporcionar a los menores ambientes seguros y eliminando los peligros potenciales, sino educándoles para desarrollar habilidades que les permitan hacer frente a los riesgos que les rodean en su actividad diaria, dentro o fuera del hogar, variarán en función de la edad y el desarrollo de los niños, pero en la mayoría de los casos son previsibles y por lo tanto prevenibles.

Los accidentes más frecuentes suelen ser caídas, intoxicaciones, quemaduras y la ingestión de cuerpos extraños que pueden provocar asfixia o atragantamientos. Menos frecuentes son los accidentes de tráfico y los ahogamientos. Durante los primeros meses la capacidad de movimiento del bebé es limitada, pero intentará alcanzar objetos y llevárselos a la boca. Conforme su autonomía va aumentando al comienzo del gateo y el caminar, el niño es capaz de acceder a muchos lugares y objetos sin tener sensación de peligro.

A través del juego y el ejemplo, los adultos podemos conseguir que los niños aprendan unos hábitos básicos de seguridad, favoreciendo de este modo su autonomía, evitando “el no” y premiando sus logros.

 

 

 

 

 

 

 

Medidas de prevención en el hogar:

1.       Hábitos de descanso sueño:

El síndrome de muerte súbita del lactante es la primera causa de mortalidad en los lactantes en muchos países. La medida de prevención más importante consiste en la colocación de los lactantes boca arriba mientras duermen. Evitar el uso de colchones excesivamente blandos, las almohadas y cubrirlos con ropa excesivamente pesada. Si tiene que dejar en un momento dado solo a un lactante, colóquelo en la cuna, o el parque, nunca sobre el cambiador, la cama, o un sofá sin protección. Nunca deben permanecer solos, sin vigilancia.

2.       Dormitorio y sala de estar:

La prevención de accidentes en el hogar debe comenzar en el dormitorio del niño. Los barrotes de las cunas deben tener altura suficiente y una separación entre ellos inferior a 15 cm. El colchón debe tener el tamaño adecuado, sin permitir que queden espacios en los bordes. No ate los juguetes ni el chupete con cintas. Todos los enchufes deben ser de seguridad. Las ventanas permanecerán cerradas con dispositivos de seguridad y nunca se utilizará su repisa para colocar juguetes. Es conveniente colocar barreras de seguridad en accesos a escaleras. Los juguetes deben cumplir las normas de seguridad de la Comunidad Europea y revisarlos con periodicidad para comprobar su buen estado. No deje monedas, tabaco, encendedores, cerillas, agujas de coser, botones, plancha o bebidas alcohólicas al alcance de su hijo.

3.       Cocina:

Más del 40% de las intoxicaciones infantiles se producen por ingestión accidental de medicamentos. Para evitarlas, los medicamentos deben guardarse en su envase original fuera del alcance de los niños. Los armarios donde se guardan los productos de limpieza deben tener cierres de seguridad, nunca se deben guardar productos tóxicos en envases diferentes de los originales, ya que pueden confundir al niño haciéndole creer que son bebidas. Los cajones que tengan utensilios cortantes o punzantes y las llaves de entrada general de gas o las de apertura de la bombona deben estar fuera del alcance de los niños. Los niños no deben estar solos en la cocina ni permanecer en brazos de los adultos mientras estos cocinan.

4.       Baño:

En el cuarto de baño, los dos riesgos más importantes son la ingestión de cosméticos y, sobre todo, el peligro de ahogamiento cuando se deja niños pequeños en la bañera y sin la vigilancia debida. Coloque alfombras antideslizantes en la bañera, y gradúe el agua caliente a 34-35º.

5.       Alimentación:

La mayoría de los atragantamientos se producen por alimentos; por eso, las comidas deben adaptarse a la edad del niño, de tal forma que puedan ser masticadas y deglutidas sin dificultad. Debe evitarse que el niño llore, y se ría durante la comida, debiendo permanecer sentado y tranquilo. No se le debe forzar a comer, ni alimentarle acostado. Tener especial cuidado en celebraciones en las que se consumen frutos secos y golosinas de pequeño tamaño o se juega con globos o bolsas de plástico. La trona debe ser estable, de base ancha, para evitar que vuelque con facilidad. No debe permitir que su hijo se ponga de pie en la trona, manténgalo siempre abrochado con las correas de seguridad. No le coloque cerca de un mueble que pueda utilizar para impulsarse hacia atrás.

 Por último, los niños pequeños nunca saldrán solos de casa y sólo utilizarán las escaleras y los ascensores si van acompañados de adultos que les lleven bien agarrados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

María Luna Ramírez

Enfermera y mamá Kidsco CGEA