La salida de los dientes es un hecho normal en los niños, no se debe aplicar tratamiento a no ser que sea muy necesario o produzca muchas molestias. Debemos ser prudentes con las medidas que aplicamos, es mejor no tratar en exceso con analgésicos.
A pesar de que la aparición de los primeros dientes en los lactantes no trae trastornos, a veces, dan molestias. Éstos comienzan aparecer generalmente, entre los 6 y los 12 meses, empezando por los incisivos inferiores. También hay niños que tardan más o incluso algunos que nacen con ellos.
No existe evidencia científica alguna que certifique que la erupción de los primeros dientes cause síntomas específicos en los niños. A lo sumo leve aumento de la temperatura corporal, esto significa menos de 38 C.
Los síntomas como fiebre, diarrea, alteraciones en el sueño o irritabilidad, no son debidos a la dentición primaria. Estos síntomas, sin embargo, deben hacernos pensar en procesos más importantes por los cuales debemos consultar al pediatra.
La dentición a menudo comienza al mismo tiempo que el bebé empieza a perder la inmunidad que recibió de su madre durante el período prenatal. Entre los 5 y los 7 meses de edad los bebés se vuelven más vulnerables a las infecciones comunes.
En estas edades los bebés se vuelven más exigentes y se frustran más, por lo que las molestias de la dentición no son la única razón por la que el bebé cambia de estados de ánimo. En el período de la dentición es posible que el bebé empiece a babear y a llevarse a la boca todo cuanto encuentre, razón más aún para adquirir enfermedades que entran por vía digestiva y respiratoria.
Tal vez decrezca el apetito, pierda un poco de peso, tenga un poco de fiebre, más de 38 C, y las heces sean más blandas y frecuentes. Todos estos síntomas son típicos de las infecciones víricas, tan comunes a esta edad.
Muchos bebes son afortunados ya que la dentición pasa desapercibida porque no muestra ningún síntoma o molestia. Hay un tercio de los bebés que no tienen ningún síntoma pero otros pueden presentar salivación
intensa, otro tercio puede estar irritable o inquieto y otros restantes tener dificultades para dormir.
Algunos de los síntomas que nos pueden indicar que comienzan con la dentición puede ser las ganas de morder, masticar o chupar todo lo que se encuentra, se frota la cara, rechaza la comida o se agarra los oídos, etc.
¿Qué hacer?
Como hemos comentado, la salida de los primeros dientes no se debe tratar. No obstante, si el niño está muy incómodo por la noche, las encías están en ese momento en pre-erupción inminente y el bebé no puede conciliar el sueño, se le puede administrar un analgésico a las dosis habituales (paracetamol o ibuprofeno) en forma de jarabe, pero sin aplicar sobre las encías.
Para las molestias del día se le podrán facilitar mordedores o enfriar el chupete en la nevera, dándoselo a morder cuando está frío.
Los geles que se venden en las farmacias con benzocaína, pueden producir una enfermedad en la sangre llamada “metahemoglobinemia”, por no cual no se recomiendan.
Alrededor del primer año de vida es común que al comenzar a andar el niño sufra caídas y debido a la falta de reflejos de protección el niño lleva las manos al suelo, produciéndose los golpes sobre los dientes incisivos superiores.
¿Cómo actuar?
Disminuir la ansiedad del niño, tranquilizarlo y observar si le falta algún diente. Si tiene todos los dientes en la boca, ver con mucho cuidado, si se mueven o si falta algún fragmento de diente. Tanto si los dientes se mueven como si el niño no muerde igual que antes, hay que acudir al centro odontológico de referencia.
Si los dientes no se mueven y el pequeño muerde bien pero le falta un fragmento de diente, en el caso de que sean dientes definitivos, hay que buscar el fragmento y, si éste es de tamaño grande, guardarlo, evitando que se deshidrate, y acudir a su centro odontológico de referencia.